Por Juan Nagel - Foreign Policy - Noticias24
La revista Foreign Policy publicó un artículo en el que analiza los posibles escenarios para la oposición en los comicios regionales del 16 de diciembre, señalando que perder las Gobernaciones que con las que ya cuentan sería “un fuerte golpe”.
“La oposición venezolana aún está curándose las heridas luego de perder ante Hugo Chávez por diez puntos en las elecciones presidenciales del 7 de octubre. Solo ocho de los 23 gobernadores del país son de la oposición, pero en las recientes elecciones presidenciales, Capriles solo pudo ganar en dos estados. Incluso perdió en su estado Miranda, aunque por una pequeñísima diferencia”, dice un extracto de la nota.
Lea a continuación el reporte completo:
Luego de una intensa temporada política que culminó en la reelección de Hugo Chávez el mes pasado, los electores venezolanos ahora se preparan para volver a las urnas el 16 de diciembre para elegir a gobernadores estadales y asambleas estadales. No obstante, muchos electores parecen estar preguntándose si en realidad importa.
Venezuela es, en teoría, un estado federal. Todos las autoridades estadales y locales son electas. Los gobiernos estadales y locales tienen sus propias legislaturas que aprueban sus propios presupuestos.
Las gobernaciones están llenas de burócratas, quienes pueden ser convertidos en “voluntarios” para que llenen eventos o ayuden a que otros voten
Sin embargo, el federalismo tiene límites – algunos impuestos por la constitución y algunos posiblemente por Hugo Chávez.
La Constitución venezolana indica que 20% del presupuesto federal debe dirigirse a los gobiernos estadales, los cuales deben dar 20% de dichos ingresos a los gobiernos locales. Los presupuestos se distribuyen en los estados de acuerdo a su población, lo cual significa que el tamaño relativo de un estado determina la cantidad de presupuesto a cargo del gobernador.
A pesar de ese mandato, los estados están limitados en su capacidad de reunir fondos por sí mismos y se les prohíbe la emisión de deuda.
En teoría, los gobiernos estadales deberían disfrutar de lo que les corresponde del boom petrolero venezolano. En la práctica, Hugo Chávez ha limitado el tamaño del presupuesto federal al asumir de manera risible un precio bajo del petróleo, lo cual asegura que todos “los ingresos extraordinarios” vayan directamente a fondos que administra con ningún tipo de control.
A pesar de esto, los presupuestos estadales son lo suficientemente grandes como para permitirles a gobernadores opositores a que implementen políticas públicas y vale la pena mencionar a algunos. El gobernador de Miranda (y derrotado candidato a la Presidencia) Henrique Capriles se ha enfocado en escuelas con arquitectura de usos múltiples. El gobernador del estado Zulia, Pablo Pérez, tiene un sistema de becas universitarias. A pesar de esto, Hugo Chávez le ha quitado a las gobernaciones su poder y ha limitado el campo de acción de los políticos opositores
Al observar solo los aspectos políticos, las gobernaciones le dan a los políticos opositores dos cosas que son vitales para tener relevancia en Venezuela: visibilidad y maquinaria electoral. Las gobernaciones están llenas de burócratas, quienes pueden ser convertidos en “voluntarios” para que llenen eventos o ayuden a que otros voten. Las ventajas que disfrutan dichos gobernadores son más relevantes que en la mayoría de las democracias.
¿Cuáles son los posibles escenarios?
La oposición venezolana aún está curándose las heridas luego de perder ante Hugo Chávez por diez puntos en las elecciones presidenciales del 7 de octubre. Solo ocho de los 23 gobernadores del país son de la oposición, pero en las recientes elecciones presidenciales, Capriles solo pudo ganar en dos estados. Incluso perdió en su estado Miranda, aunque por una pequeñísima diferencia.
Dado el sentimiento de desesperanza entre la oposición, no sería difícil pensar que Hugo Chávez gane 23 de 23 en las elecciones del 16 de diciembre. Sin embargo, es poco probable que eso ocurra.
La oposición podría tener un día decente si mantiene las cinco importantes gobernaciones de Zulia, Miranda, Táchira, Carabobo y Lara. Estos cinco estados tienen grandes poblaciones y actualmente son gobernados por personas que representan diferentes facciones de la coalición opositora. Si no logran asegurarlas sufrirían un fuerte golpe.
Por otro lado, si ganan Aragua, Anzoátegui o si mantienen Monagas, podrían hacer alarde de ello. Dichos estados son grandes y todos votaron por Hugo Chávez el mes pasado.
Para el chavismo, ganar menos de los 21 estados que Chávez ganó el mes pasado hace un mes pondría en duda la capacidad del Partido de ganar elecciones sin el Presidente. El efecto de la victoria de Chávez sugiere una paliza por parte de los candidatos presidenciales. Sin embargo, el vínculo entre los venezolanos y su líder no se traduce fácilmente al liderazgo local, especialmente cuando gran parte de los candidatos del chavismo fueron elegidos a dedo sin tomar en cuenta las opiniones de los líderes locales.
A final de cuentas, resulta difícil dejar de sentir que es poco lo que está en juego. Tanto la oposición como los electores pro Chávez vieron las elecciones del 7 de octubre como la batalla definitiva. Por mucho que intenten, los políticos de ambos bandos están teniendo problemas incentivando a las personas y las razones por las cuales estas elecciones son importantes. Luego de la “victoria perfecta” del chavismo, resulta difícil quitarse de la cabeza que están luchando por las sobras.
Por Juan Nagel / Foreign Policy
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